viernes, 18 de diciembre de 2009

Crónicas de la Ruta Quetzal (I)

Queridos amigos:

Que queréis que os diga, he vuelto de una experiencia maravillosa, he visto y vivido muchas cosas interesantes que he intentado aprovechar, bueno ¡que digo!, que he aprovechado al máximo. Y que quiero compartir con todos vosotros, quiero que vosotros las disfrutéis, quiero daros de probar de mi experiencia aunque sea solo un sorbo.

Mi historia empieza en 10 de Diciembre camino de Madrid, me deje llevar por la aventura, al reencuentro con los ruteros, realmente no era consciente de que iban a ser las mejores vacaciones de mi vida, lo único en que pensaba (aparte de los exámenes que hice antes de irme que pesan un poco en la conciencia…) en que tenía que dejarme llevar.

En el aeropuerto me encontré con algunos de mis compañeros de la ruta, con amigos, conocidos. Volamos a Chile.

Al llegar a Santiago de Chile nos vimos en pleno verano como si hubiésemos vuelto en el tiempo y estuviéramos de nuevo en la ruta de julio; una sensación muy extraña. Nos esperaba una Ruta sin pausa y como así tenia que ser, nada más bajar del avión fuimos a La Chascona.

Pues sí, qué mejor para conocer Chile que visitar a nuestro querido Pablo Neruda. La Chascona no es una casa, sino un barco, puesto que Neruda era un marinero de tierra y así vivía. La casa estaba dividida en varias partes, partes del poeta que cuidaba con mucho cuidado y nos trasladaban al mar. Conocimos sus secretos y su personalidad que quedaba plasmada en cada detalle... ¡emocionante!

Al día siguiente nos esperaba: ¡CAMINATA! Lo mejor para empezar el día es una buena caminata que hicimos con los soldados ya que estábamos instalados en una escuela de infantería. Conocimos a personas muy preparadas, con mucha experiencia y historias que nos imponían mucho respeto y admiración. La caminata era un ascenso al Cerro San Cristóbal. Fue dura por el calor y la pendiente pero nuestro sudor solo era satisfacción y así lo veíamos. Lo que me impresionó fue que la caminata que hicimos los soldados la hacían corriendo y eso que andando y con intervalos de descanso llegamos muertos. Tras la caminata nos dieron cursos de supervivencia que ellos habían utilizado alguna vez y que tuvimos la suerte de recibirlos de personas a las que se les humedecían los ojos cuando hablaban de sus experiencias.

El domingo, tras los talleres, nos pasó algo muy curioso. Volvíamos al campamento de noche, y al otro lado del cristal del autobús teníamos un espectáculo increíble, era un incendio gigante, un incendio hipnotizante. De repente entre tanto flash el autobús giró hacia el campamento y...(es lo que estás pensando) pasamos de ver el incendio en la ventana a verlo por el parabrisas!!!

El incendio estaba justo detrás del campamento, y tuvimos que quedarnos en el autobús hasta que se controló. Eso sí que fue emocionante: un incendio en primera fila.

El lunes expedición al Parque Nacional La Campana para estudiar el palmeral de Ocoa, siguiendo las huellas de Charles Darwin, es decir, caminata. Fue una caminata preciosa en plena naturaleza con palmerales gigantes y sitios de película. Aunque hubo gente a la que no le gustó mucho ya que se perdieron con el guía....

Regresamos de una larga jornada de caminata e íbamos todos de cabeza a las duchas; duchas como no, frías, muy frías. Nunca pensé que iba a hacer fila para morirme de frío. En Santiago no hacia frío pero luego cuando fuimos más al Sur sí que hacía más frío. Las duchas eran una tortura, eran horribles. Hacías una cola que sabías que acababa en gritos y saltos porque el agua estaba gélida, y cuando entraba en contacto con tu cuerpo y la cabeza te empezaba a doler tanto que no podías quedarte mucho bajo el agua. Lo más gracioso era ver la cara de los demás, una cara de dolor que cantando se hacía más llevadero; todo el mundo que salía de la ducha quedaba petrificado mirando al vacío hasta entrar un poco en calor y poder pensar en vestirse.

Martes 15 de Diciembre, dejamos Santiago para coger manta y carretera hacia Valparaíso; pero antes de llegar íbamos a visitar Isla Negra, la otra casa de Pablo Neruda, tan impresionante como La Chascona pero aún más intima. Allí estaba la tumba de Neruda junto con su mujer, los dos mirando al mar que se abre frente a la casa rompiendo a sus pies. La casa, como la anterior, estaba dividida en partes. Todas ellas parecían partes de un barco y el techo y el suelo te transportaban a una sensación de estar navegando. Teníia partes de barcos y grandes colecciones de todo tipo. Era una casa sorprendente al igual que él; llena de lugares increíbles con vistas al mar envidiables.

Llegamos a Valparaíso e hicimos el recorrido histórico por el casco antiguo; es una ciudad llena de colorido y peculiar. Una ciudad portuaria como Tánger con mucha mezcla de culturas.

Allí nos esperaba el barco, el buque que nos iba a llevar a la isla de Juan Fernández o más conocida como ¡La Isla de Robinson Crusoe! Toda una aventura, dos noches en el buque que parecía una montaña rusa, el buque Valdivia era conocido como la coctelera; pero eso os lo relataré en la siguiente carta.

Yasmine Abdallas

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