Aprovechando un paréntesis de la lluvia pertinaz, el coto ha vibrado con la música de dos agrupaciones de alumnos, una de chicas y otra de chicos. Era el concierto que marcaba el final de las clases del primer trimestre y el comienzo de las vacaciones hasta los primeros días de enero. ¿Cómo resultó el concierto? No hacen falta muchas palabras para explicarlo: fue la hora de irse y la gente no se marchó porque quería más música.
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