Lorenzo Silva es un escritor consumado a quien hoy lunes, 18 de abril, hemos tenido el placer de recibir en nuestro Instituto. Basta colocar su nombre en internet y aparecerán miles de páginas informativas sobre su persona y su obra. Pero quizás no se sepa lo que él ha dicho de sí mismo a nuestros estudiantes. Por ejemplo, que hizo el Bachillerato de Ciencias y luego Derecho, lo cual le sirvió en su momento para trabajar como abogado en una empresa muy prestigiosa. Pero en un momento determinado, siguió, como el propio Lorenzo Silva nos dijo, a otro brillante escritor, Ernesto Sábato, que realizó la carrera de Ciencias y se dedicó a trabajar en laboratorios, pero un día decidió dejar la investigación y dedicarse a la literatura.
Lorenzo Silva nos preguntó para qué sirve la literatura, y tras ensalzar que la ciencia puede describirlo casi todo de un modo perfecto, no puede explicar del mismo modo ciertos comportamientos humanos, que la literatura sí puede indagar, ya que para él la literatura también es un método de conocimiento no sólo en sí mismo, sino un método de conocimiento de la verdad. Esta ha sido una de las causas que le ha llevado a escribir la serie de novela policíaca que tiene a dos agentes de la guardia civil como protagonistas, el sargento Bevilacqua y a la agente Chamorro.
A pesar de que nuestra reseña pudiera parecer algo seria, su conferencia, sin perder este tono, supo captar la atención de los escolares, porque les habló de redes sociales, como el facebook y la relación con el mercado literario, por ejemplo. También nos habló de que ha escrito guiones de cine que ha tenido que ajustar de acuerdo con las exigencias del productor o que ha realizado una maravillosa investigación sobre las pateras del Estrecho de Gibraltar, este lugar tan cercano a Tánger, de la que pudo haber escrito más de cuatrocientos folios, pero en cambio la directora del periódico donde escribió su artículo solo le autorizó tres páginas y media. La literatura, nos dijo, no tiene ese sometimiento a los dictados de la empresa, pues con un bolígrafo que vale menos de un euro y un bloc se puede escribir una obra literaria con plena libertad.
Durante la conferencia nos habló que la literatura tiene que tener una función de entrener, sobre todo la narrativa, es decir, las novelas tienen que ser amenas. Pero han de reunir otros ingredientes de verdad y de humanidad. Por ejemplo, nos habló de su último proyecto, una novela sobre Afganistán, para lo cual se ha tenido que trasladar a este país y observar la realidad en directo y analizarla. Y ha podido comprobar cómo, por culpa de varias ideas irreconciliables, millones de personas inocentes viven dramáticamente sus consecuencias. Y todo eso se proyectará en su obra.
Y por último aludió a un grupo de gente que se pone de acuerdo en España y un día a la semana apaga todos los aparatos tecnológicos, la tele, el ordenador, el móvil..., y se dedican a leer, y así descubren que cada vez tienen más capacidad para ser libres.
Por la tarde ofreció otra conferencia al público adulto, entre los que se encontraba el Cónsul de la ciudad, don Arturo Reig Tapia. La conferencia fue presentada por el director del Instituto Cervantes de Tánger.
Lorenzo Silva se centró esta vez en los libros de viajes, ya que el eje vertebrador de este abril cultural es el viaje, los viajeros y viajeras. Destacó a los dos más grandes viajeros de la historia, Marco Polo y al tangerino Ibn Batuta. A pesar de la variada realidad exterior que conocieron y observaron ambos en los miles de kilómetros que recorrieron y el mucho tiempo que le llevó hacerlo, para el conferenciante una de las cosas más importantes fue la transformación interior que experimentaron.
Haciendo una inversión en el tiempo, relacionó sus viajes con la actualidad y comentó que algunos pasajes de Ibn Batuta servirían para explicar por ejemplo lo que ha ocurrido y está ocurriendo en Oriente Medio. Conciliador desde el principio de su conferencia, se mostró partidario de los puentes y no de las barreras, por lo que expresó su deseo de que en el futuro se construya un puente que una los dos extremos del Estrecho.
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