Como quiera que la globalización es global como su nombre indica, el 14 de febrero es el día de los enamorados en todas las partes del mundo (o casi) para celebrar una festividad católica que ya no existe desde 1969 porque hay dudas sobre la realidad de la existencia de ese Valentín que celebraba matrimonios prohibidos por la ley romana. Nuestros alumnos de 4º de ESO, que andan metidos en la organización y obtención de fondos para su viaje de estudios con motivo del fin de etapa escolar, aprovechan cada año esta ocasión para darnos a todos la oportunidad de expresar nuestros mejores deseos a las personas que nos rodean.
Después de días de imprimir y numerar tarjetas de felicitación, de perseguir a propios y ajenas para que las compraran, de recogerlas, clasificarlas, ordenarlas, llega el gran día del reparto y las aulas se convierten en una fiesta en la que el Severo Ochoa se llena de rosas que llenan brillantes celofanes y las caras se encienden de alegría.
Nada de esto sería posible sin el ánimo inquebrantable del profesor de Árabe Khalid Raissouni.
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