Al principio todo nos parecía muy complicado; sobre todo aguantar el clima de Panamá, característico por su elevada humedad, constantes precipitaciones y calor excesivo. Poco a poco nos fuimos adaptando a todas las dificultades e incomodidades, a la vez que nos fuimos conociendo más entre nosotros. La convivencia en la Ruta ha sido un aspecto fundamental y del agrado de todos. Nos ayudábamos mutuamente, y eso nos animaba a seguir adelante en los momentos más duros. Para mí, la Ruta ha sido una experiencia nueva, inolvidable, y probablemente irrepetible, a la vez que ha sido una meta. Cada día que pasaba aprendíamos a valorar todo lo que nos rodea, y sentíamos una gran satisfacción personal por haber logrado llegar hasta donde estábamos.